El origen
En España se organizan un montón de jornadas de juegos de rol y es genial. En ellas puedes probar juegos nuevos y ver cómo dirigen otros directores de juego. A veces, sin embargo, puedes echar de menos poder jugar a esos juegos que siempre te han gustado más. En mi caso, los juegos de la familia D100, como RuneQuest, Mythras, La llamada de Cthulhu y todos esos que funcionan con la tirada de percentiles. En la actualidad existen muchas ambientaciones publicadas que usan alguno de estos sistemas y que son tan compatibles entre sí. ¿Y si hubiera unas jornadas de juegos de rol centradas específicamente en estos juegos? ¿No sería absolutamente genial? Pues claro. De hecho, ya existen unas: las jornadas de rol Tentacles Convention que se celebran desde hace años en Alemania, a orillas del Rin, y también las jornadas Kraken, que se celebran a unas dos horas de Berlín (lee aquí mi experiencia). La desventaja es que quedan un poco lejos, así que en el grupo de Google+ de RuneQuest 6 Spain surgió un día la idea loca de organizar unas minijornadas aquí, en España, centradas en estos juegos de rol.
Por otro lado, ya se han organizado durante varios años las minijornadas gloranthanas del grupo Glorantha Hispana. Concretamente en los años 2011 (Barcelona), 2012 (Madrid), 2013 (Valencia), 2014 (Barcelona) y 2015 (Alicante). Lógicamente, estas se han centrado en en el mundo fantástico de Glorantha y sus reglamentos de juegos relacionados. A las cuatro a las que he asistido se ha jugado a RuneQuest 3.ª edición, a RuneQuest 6 o Mythras, a HeroQuest Glorantha y hasta a un juego de escaramuzas con miniaturas de papel. Tengo pendiente hablar de estas jornadas en el blog algún día, porque siempre han sido geniales. Sea como sea, las del Día de las Runas se pensaron como forma de ampliar estas de Glorantha Hispana para albergar más ambientaciones, más juegos de rol y tal vez más asistentes, pero enmarcadas en la familia de los juegos de rol de la familia D100 y sus muy diversas ambientaciones.
Al final fue Thorkrim quien le puso más ganas y creó un grupo de Google+ para organizarnos. A lo largo de varios meses previos, en el grupo de las minijornadas El Día de las Runas de Google+ se debatió sobre el dónde, el cuándo y el quién. Se apuntó mucha gente, pero a la hora de votar lugar, fecha y partidas solo votábamos cuatro gatos. Pero nos dio igual. Finalmente, Thorkrim fijó un fin de semana y un lugar y se erigió como sufrido organizador para reservar una casa rural donde albergar entre 10 y 12 asistentes. Luego rezó a los dioses para que se apuntara el mínimo de gente necesario para llenar la casa rural.
En mi caso, los astros se habían alineado correctamente para tener libre ese fin de semana. Sin embargo, tenía problemas de transporte. Al final pensé que ya que había sido de los que azuzaron el fuego para generar este encuentro rolero, tenía que ir como fuera, así que superé las últimas dudas y fui.
Estas son las partidas que se propusieron para el Día de las Runas 2018:
- Sangre con sangre (RQ3 - Vikingos): tras unas semanas dedicándose al saqueo de los pueblos costeros, un grupo de vikingos vuelve a su hogar en su asentamiento en la costa britana.
- La bestia del Épiro (Mythras - Grecia): un reino griego, en la frontera norte con los ilirios, pide ayuda a los grandes héroes de toda la Hélade.
- Cruce de caminos (Mythras - Glorantha): en una caravana de mercaderes que atraviesa las llanuras de Prax se han reunido extraños compañeros de viaje que deberán hacer frente a un imprevisto.
- Túmulos Olvidados (Mythras - Classic Fantasy): un grupo de aventureros no son siempre buenas noticias en una aldea. ¿Cómo dejarán el lugar los aventureros esta vez?
- Los guardianes del continuo I: Hitler debe vivir (Mythras - ¿presente?): un grupo de agentes expertos en saltos temporales se enfrenta a una extraña misión: salvar a Hitler de morir en un atentado.
- Los guardianes del continuo II: Presos del Kanhato Estelar (Mythras - ciencia ficción): un grupo de agentes expertos en saltos temporales se enfrenta a una nueva misión.
- La feria de ganado (Mythras - Classic Fantasy): Unos aventureros llegan a una aldea en busca de un merecido descanso.
- Peschidin (Far West): el rancho McAllister, en las afueras de Cooper City, ha sufrido el ataque de unos apaches. ¿Se trata de una incursión más?
- La banda de Yozarian el Pato (Mythras - Glorantha): un grupo de durulz se meten en un lío con un fruto sagrado de por medio.
- La búsqueda de El Dorado (Revolution D100 - aventura introductoria): en el año 1551, un grupo de exploradores españoles remonta el río Orinoco en pos de las riquezas de la ciudad perdida.
- Glorantha exótica I: los pigmeos de Pamaltela (RuneQuest Glorantha): un grupo de valientes recorrerá la peligrosa jungla para encontrar la cura a una extraña enfermedad.
- Glorantha exótica II: los ludoch de las islas Edrenlin (RuneQuest Glorantha): bajo las aguas del archipiélago, un clan de seres marinos deberá hacer frente a una amenaza mágica.
Interesantes ¿verdad? Por desgracia, no se podían jugar todas, así que se hizo una votación para decidir cuáles suscitaban más interés y tras la dolorosa criba, quedaron las 6 elegidas. En la crónica a continuación puedes leer algunos detalles de las dos que yo jugué y de una que yo dirigí.
Viernes de llegada
El primer día de El día de las runas consistió básicamente en llegar, conocernos y organizarnos. Es genial poner cara a la gente que hasta el momento solo conoces por Internet. Como con en la primera quedada de Glorantha Hispana y en las jornadas Kraken, esta vez también me alegré de comprobar que el buen rollo online continuaba en el cara a cara. Gente muy maja, en serio.
Aunque no hubo partidas, sí hubo una misión importante y difícil que cumplir, que fue casi un rol en vivo. Néstor, Emod, Master Gollum y yo fuimos a comprar la comida y la carne que necesitábamos para la barbacoa del sábado. El reto: eran las 20:30 y en el pueblo no había ningún supermercado grande. Tras preguntar a una nativa, supimos que el Mercadona más cercano estaba en el pueblo de Villalejos y solo con el nombre supimos que aquello no iba a ser fácil. Consultamos internet para saber la ruta y vimos que existían no uno, sino dos Villalejos, así que nos decidimos por el más cercano, confiando en que no le faltaría un súper bien surtido. Aun así, el pueblo hacía honor a su nombre y tardamos unos cincuenta minutos en llegar. Una vez localizado el local, el problema fue sortear el laberinto de paredes y verjas que lo rodeaba. Cuando llegamos a las puertas, los dioses nos bendijeron: todavía quedaban 30 minutos antes del cierre. El siguiente reto fue decidir qué comprar y cuánto. Costillas ¿sí o no? Pan ¿sí o no? Helado ¿sí o no? Tras tensos debates se llegó a un acuerdo y salimos del lugar con el botín. Sin embargo, la ruta de regreso no estaba clara y la tensión fue en aumento al toparnos con un callejón sin salida. ¿Lograríamos volver con los demás antes de que se terminara el combustible o la conexión a internet? Por si fuera poco, el debate sobre cuál es la mejor edición de RuneQuest no hacía más que aumentar la tensión general... (es broma).
Finalmente, llegamos sanos y salvos a la casa rural y cenamos cordialmente bajo las estrellas mientras charlábamos de temas roleros variados. Ahí estaba Thorkrim, otro asiduo de Glorantha Hispana, y su amigo Alejandro. Conocí a Juan Luís, a Rebeca, a Mariluz, a Caronte y a Miguel Ángel, que se había traído un montón de cervezas. Entonces llegó el invitado sorpresa: Roberto Alhambra, el archiconocido novelista rolero y compañero de aventuras en las quedadas de Glorantha Hispana. Es el hombre de los family points infinitos, porque el tío no se pierde ningunas jornadas. Nos contó cómo le había ido en las Tierra de Nadie, donde había dirigido innumerables partidas situadas en Glorantha con varios reglamentos, algunos de ellos en la misma partida. En la mesa también se habló de 13th Age Glorantha, del nuevo RuneQuest Glorantha, de juegos narrativos y de juegos de rol inenarrables, además de muchos otros temas que ya no recuerdo.
Gracias a Rebeca nos fuimos a dormir a una hora razonable para poder rendir bien al día siguiente. A la hora de repartir los dormitorios hubo que superar un rompecabezas digno de una mazmorra de fantasía, pero blandiendo la lógica, grandes dosis de paciencia y empatía, y algunos sacrificios humanos, se solventó este nuevo reto.
Sábado de Mythras y RuneQuest Glorantha
El sábado empezaron las partidas. Nos levantamos todos hacia las 8 y a las 9:30 ya nos sentábamos a jugar. Esa mañana me había apuntado a la partida La banda de Yozarian el Pato, dirigida magistralmente por Emod con el reglamento de RuneQuest 6 adaptado al mundo de Glorantha. Una de las jugadoras avisó de que nunca había jugado en este mundo de fantasía, pero eso no supuso ningún problema. Todos los personajes pregenerados eran de la raza durulz, es decir: patos. Me gustaban todos, porque el máster había creado trasfondos y personalidades muy interesantes para cada uno. Finalmente me decidí por Meils, un apuesto cazador expulsado de su clan que cargaba con su hermano mellizo Neils. Meils se sentía responsable de Neils debido a un accidente del pasado que había vuelto a su hermano algo inestable psicológicamente hablando. El resto de personajes eran una silenciosa mercenaria iniciada del dios de la muerte y su amigo iniciado del dios de las tormentas, ambos bravos guerreros que habían soportado juntos varios años de escarnios continuos como prisioneros de un circo ambulante. Finalmente había otra durulz en el grupo que también tenía buenas razones para detestar a los humanos pese a ser devota de Uleria, diosa del amor.
Una mesa llena de patos gloranthanos
El gran Yozarian nos había reclutado a todos en su banda y alrededor de la fogata nos contó su plan: volver a un bosque donde hacía años había tenido mucho éxito como asaltante de caminos. A la mañana siguiente ya estábamos emboscados a ambos lados del sendero esperando a que llegaran los primeros humanos para cobrarles un buen peaje a cambio de su vida. Sin embargo, las tensiones entre ciertos miembros de la banda, las pasiones de Mythras bien jugadas y, sobre todo, la inestabilidad emocional de algunos patos hizo que todo el plan se fuera al garete. Al cabo de cinco minutos, me pareció estar jugando una partida de Fiasco.
Rebeca se metió de lleno en su personaje y eso, unido a las interpretaciones de todos los jugadores, propició que estalláramos en sonoras carcajadas durante toda la primera parte de la partida. Hubo momentos tan buenos que tuve que apuntarlos en una libreta para no olvidarlos: por ejemplo, cuando uno de los humanos se puso el casco y ¡chof! las heces le resbalaron por la frente y las mejillas (sería largo de explicar). O frases como las siguientes:
Neils: «¡Qué inteligente eres, jefe!»
Yozarian: «¡Lo sé!»
Prisionero humano: «¿Veis esa cima en el horizonte?»
Todos, siguiendo la dirección donde apuntaba con el dedo: «¡¡¡Sí!!!»
Prisionero humano: «Pues ahí no es».
Los patos de Glorantha y las ganas de pasarlo bien dan lugar a cosas así...
Más tarde, las risas continuaron, pero se intercalaron con momentos realmente épicos. Y es que cuando eres un pato cualquier obstáculo es una gran hazaña. La aventura en sí era súper sencilla, no tenía nada. Me sorprendió porque me di cuenta de que, con unos personajes bien trabajados y unos jugadores con ganas de pasarlo bien, cualquier excusa puede convertirse en una gran partida. Además, el máster no solo se trabajó bien el trasfondo y las relaciones entre los personajes, sino también la música, los efectos sonoros y los materiales de juego. Una pasada.
La música fluyó bien durante toda la partida, con el volumen mínimo para no molestar. Y como suele ocurrir, en los momentos épicos coincidió casualmente con los aumentos de intensidad y quedó muy bien. Me gustó que durante la introducción sonara por los altavoces conectados al móvil una música que hacía pensar en los pueblos antiguos de la Edad de Bronce, lo que encaja perfectamente con Glorantha. Los efectos sonoros, con la aplicación Fantasy Soundboard quedaron de periquete, en especial el del grito. Las fichas para mover los personajes por el mapa las hizo con Tokentool y la pizarra blanca era plegable y puede comprarse en Thenoteboard punto com. Para terminar, igual que Néstor, Emod se había fabricado él mismo unas cartas de efectos de combate, que resultan muy prácticas para agilizar esta parte de las reglas. Simplemente, mientras el combate se desarrolla, eliges el efecto que usarás en caso de tener éxito en la tirada de combate y colocas la carta relacionada boca abajo delante de ti. Cuando te llega el turno, si logras generar un efecto de combate, das la vuelta a la carta que tienes preparada y se aplican los efectos.
Las fichas sobre la pizarra blanca plegable, las cartas de efectos de combate, las hojas de personaje, los puntos de acción...
Por si fuera poco, Emod se llevó puntos extra. Primero porque la aventura en sí era todo un guiño nostálgico y segundo porque la partida terminó prácticamente cuando debía, tras cuatro horas y media, casi cinco.
Aun así, se nos había echado el tiempo encima y vimos que no teníamos tiempo de hacer la barbacoa y luego empezar las partidas de la tarde con tiempo. Así que fuimos al bar-restaurante más cercano. Roberto y yo hicimos una avanzadilla para asegurarnos de que no cerraban la cocina. Por el camino, fuimos hablando de HeroQuest y del RuneQuest: Roleplaying in Glorantha. También me contó cómo había ido la partida en la que había jugado, dirigida por Néstor: Los guardianes del continuo I: Hitler debe vivir, que tenía un planteamiento interesantísimo. Unos cuantos platos combinados n.º 8 más tarde, regresamos a «la Fortaleza del Ocio», como la llamó Thorkrim.
Por la tarde iba a jugar otra partida ambientada en Glorantha, esta vez dirigida por Thorkrim. Se titulaba Cruce de caminos y le tenía muchas ganas. Por un lado, me gusta mucho la zona de Prax y la ciudad de Nueva Pavis. Y por otra, tenía ganas de ver cómo se le daba dirigir al máster, porque en las quedadas de Glorantha Hispana por A o por B nunca había dirigido nada aún.
El máster hizo una breve introducción a la zona de los Yermos de Glorantha, el valle del Zola Fel, Pavis y los nómadas animales de Prax. Luego nos repartió los personajes pregenerados, hechos también con las reglas de Adventures in Glorantha para RuneQuest 6. Había un guerrero agimori, un cazador praxiano de la tribu de las avestruces, un mercenario iniciado de Yelmalio y un durulz (un pato). Yo elegí un iniciado de Yanafal Tarnils, oficial de caballería del ejército lunar. Flipé con la ficha. Estaba maquetada con elementos gloranthanos, personalizada con las runas de cada uno y hasta estaba impresa a color para resaltar diferentes zonas. El máster nos indicó que leyéramos el trasfondo del personaje, que estaba dividido en dos pequeñas secciones de la hoja. En la primera describía con varias líneas el objetivo por el que cada personaje se había unido a una caravana de mercaderes que iba de Nueva Pavis hasta el oasis de Muro del Esclavo y más tarde a la capital de Sartar. En la otra sección describía con qué aliados podía contar en la caravana. En mi caso, ¡no contaba con ninguno! Pero era normal, porque al inicio de la partida ninguno de los personajes jugadores tenía relación con ningún otro. Eso mola porque es realista y se sale de lo típico. Por otro lado, tiene la desventaja de que el máster tiene que ir cambiando el foco de la narración de un personaje a otro, ya que pueden estar en situaciones muy diferentes y con objetivos muy distintos.
Droskalos Jasquill, lancero y jinete de antílope sable, soldado del imperio lunar.
Aun así, Thorkrim fue dando a cada personaje sus momentos para poder perseguir sus objetivos mientras la caravana se topaba con problemas y la aventura se desarrollaba. Me encantó una escena que me dejó muy sorprendido: ¡a mi escudo le salieron patitas y huyó corriendo! Poco después, todo cobró sentido. También me gustó la historia de Pitusi, el praxiano que interpretaba Juan Luis: empezó la partida en una jaula, esclavo de los mercaderes, pero a media partida aprovechó la confusión ¡y logró escapar! Luchó al lado del agimori mientras le convino y luego, simplemente se fue cabalgando por la llanura, de regreso a su tribu. Por suerte, el máster personajes pregenerados de sobras y Juan Luis pasó a interpretar uno de ellos. «Bien jugado, máster», pensé. Aunque es poco habitual que un personaje se salga de la partida así, era lo más lógico, ya que ese era su objetivo y Thorkrim felicitó a Juan Luis por haberlo conseguido.
Poco después, la aventura ya impuso a los protagonistas un objetivo común y a partir de ahí la acción se centró en el grupo. Por desgracia, ya se había hecho tarde y tuvimos que dejar la partida a medias, así que el máster simplemente nos explicó todo lo que podía haber ocurrido luego. Qué rabia no haberla podido jugar hasta el final: ¡acabábamos de entrar en una guarida subterránea! De hecho, habría sido una partida genial para empezar a jugar por la mañana y terminarla por la noche, tal vez a las tantas de la madrugada. Cuando el máster nos contó todos los secretos que aún quedaban por desvelar, lamenté incluso más no haber podido seguir jugando.
Los aspectos técnicos del despliegue de medios masteril también fueron notables. Aparte de las trabajadas fichas de personaje, durante el combate que jugamos Thorkrim sacó innumerables miniaturas de papel impresas a color que representaban fielmente a todos los personajes y hasta hizo escenografía doblando papeles, lo que ayudó mucho a visualizar la acción y el entorno. Por otro lado, cabe mencionar su innovador método para llevar la cuenta de los puntos de acción en Mythras: el mismo cartoncito doblado donde ponía el nombre del aventurero (buena idea para que todo el mundo pueda recordar los nombres, incluido el propio) servía para contar los puntos de acción usados con solo presionar unas dobleces (échale un ojo). Muy ingenioso.
La mesa con las figuras y el campamento de papel, las palomitas y, si te fijas mucho, los marcadores de puntos de acción.
Mientras en la otra mesa terminaban una exótica partida de RuneQuest: Roleplaying in Glorantha ambientada en las selvas de Pamaltela, los de Pavis nos pusimos a preparar la barbacoa. Aquí fue fundamental la participación del amigo Caronte, experto barbacoero, que se puso a los mandos del fuego con gran pericia y asó las salchichas, las morcillas, las costillas de cordero y los filetes para todos. Después de la cena y las charlas a la luz de las estrellas (verídico), aún tuvimos tiempo de jugar un poco más. Gracias a los juegos de mesa rápidos que había traído Alejandro y yo de forma espontánea (y por si acaso) se celebraron diversas partidas de juegos como El Gran Dalmuti o Khan of Khans. Mientras las conversaciones se alargaban hasta las tantas, yo me retiré a mis aposentos para, antes de dormir, repasar la partida que iba a dirigir a la mañana siguiente. Parecía que estuviera estudiando para un examen... (!)
Domingo de Revolution D100 y RuneQuest de JOC
El domingo daba un poco de bajona, porque solo había partida por la mañana y al mediodía cada uno ya se volvía a su casa. Por si fuera poco, habíamos recogido todo ya y prefijado una hora límite en la que debíamos cerrar las partidas y marcharnos. En este contexto me dispuse a dirigir una partida de Revolution D100, un juego de rol de Alephtar Games que HT Publishers va a publicar pronto en español (leer reseña). Además, estaba nervioso porque era la primera vez que dirigía con este reglamento y aún no tenía todas las reglas muy por la mano. Pero qué demonios, tenía muchas ganas de probarlo, y los jugadores también.
Dirigí el escenario que se incluye en el reglamento: La búsqueda de El Dorado. Durante la campaña de mecenazgo, Alephtar ofreció gratis otro escenario introductorio titulado La teoría de la conspiración. Está situado en la actualidad y se centra en mostrar las reglas detalladas de combate. Sin embargo, preferí dirigir La búsqueda de El Dorado otro porque, aunque es más exigente para un novato de Revolution D100, permitía catar las reglas del juego en general, tanto las de conflictos como las de combate detallado.
Tras una breve introducción del juego de rol Revolution D100 y sus particularidades, hice una presentación de la aventura:
«Es el año de Nuestro Señor de 1551 y en los territorios de Nueva España, una expedición liderada por el capitán Hernán de Mendoza se interna en la jungla remontando el río Orinoco en canoas...».
Enseñé esta imagen a los jugadores: «aquí empieza la aventura».
Entonces saqué las fichas de los personajes pregenerados y dejé que cada jugador escogiera uno
de los cinco disponibles: el capitán, su prometida, el misionero, el guía nativo cristianizado y el sargento. Además, cada personaje controlaba también a uno de los soldados de la expedición que aún quedaban tras dos semanas de duro viaje. Luego dediqué unos minutos a explicar la ficha, la tirada básica de habilidad y los éxitos críticos (que aquí se llaman «ventajas»). Cuando nadie tuvo más dudas, empezamos.
Para precalentar, primero pregunté a la jugadora que controlaba el único personaje femenino del grupo que me explicara cómo había conseguido estar allí. Luego planteé la escena inicial, que empieza bastante in media res, y le pedí a Emod, que interpretaba a Don Alfonso el misionero, que relatara los detalles que habían conducido a ella. Ambos improvisaron perfectamente unas explicaciones creíbles (son buenos). Dicho esto, expliqué que íbamos a solucionar la escena inicial según las reglas de conflictos, expliqué cómo funcionaban las consecuencias y la regla de la «salida rápida». También dejé en la mesa dos copias de la tabla de tiradas enfrentadas para esos conflictos. Los jugadores se hicieron rápido con la mecánica básica y los soldados empezaron a remar con ahínco.
Hernán de Mendoza tenía un mapa que indicaba la supuesta ubicación de la ciudad perdida.
El conflicto extendido dio paso a un combate detallado muy breve. En este punto me di cuenta de varios aspectos a mejorar. Primero, el hecho de que cada jugador controlara a un soldado PNJ además de a su propio personaje dio lugar a varias confusiones e hizo el combate algo farragoso. Por otro lado, no me había preparado bien una lista de los efectos de combate, solo saqué la lista acotada que se usa en el escenario La teoría de la conspiración. Acotar los efectos de combate es muy buena idea para aprender a jugar, pero nos dimos cuenta de que los efectos de esa lista eran bastante limitados para la situación en la que estábamos. Fue una pena porque solo vimos el funcionamiento del «empalamiento» y desaproveché la ocasión de mostrar algunos más. Por suerte, Néstor (que interpretaba a Hernán de Mendoza) ya había empezado a usar el sistema de orden de acciones de Revolution D100 en sus partidas de Mythras y me ayudó mucho a agilizar este punto. Él mismo me hizo ver que tener preparada una hoja con los números del 1 al 40 y unas fichas con los nombres de los personajes sería perfecto para llevar la cuenta de los momentos de reacción de forma ágil y visual (¡me lo apunto!).
Parece que a los jugadores les gustaron sobre todo las reglas abstractas de conflictos extendidos y se lo pasaron bien con la aventura. Un jugador incluso confesó que esas reglas le habían hecho venir ganas de dirigir una partida por primera vez en su vida (!). Me dejó muy sorprendido.
Aunque lo parezca, la aventura no iba de vainas de guisantes con pelos...
Por mi parte, también disfruté y aprendí mucho. Fue un placer contar con las iniciativas dramáticas de Rebeca y su gran imaginación, porque protagonizó unos momentos muy divertidos cuando intentó que el misionero oficiara la boda entre Angélica y su prometido allí mismo, en medio de la selva. La que se lió fue buena. Y luego también protagonizó un «momento dramático» para conseguir 7 puntos de destino que invirtió de inmediato en mejorar el resultado de las tiradas. Aun así, fue una lástima tener que pasar de puntillas por esa escena para no alargarla demasiado. Luego Juan Luis también se lo pasó pipa con sus tejemanejes con los nativos (al final, solo él y yo sabemos lo que pactó con ellos...). Curiosamente, su personaje volvió a desaparecer de la partida de motu propio, así que le asigné uno de los soldados para mantenerlo dentro del foco del grupo. Por su parte, Néstor interpretaba el personaje del líder, pero les avisé de que las decisiones las toma el grupo de jugadores por consenso y luego Hernán daba esa orden como si fuera decisión suya. Esta forma de solventar que las diferencias de jerarquías entre personajes no afectaran a los jugadores pareció gustar. En mi campaña de samuráis no me canso de recordarlo, ya que uno de los personajes es el cabeza de familia. Traté de repartir un poco la atención entre todos los jugadores, pero me faltó el personaje del sargento Almeyda, a quien no logré darle más protagonismo. ¡Por lo menos antes de su aciago final!
Por desgracia, fui muy optimista al pensar que podría dirigir toda la aventura en una sola sesión. El mismo Paolo Guccione (leer entrevista) me había asegurado que él lo había hecho en varias ocasiones. Yo confiaba en que si me veía con poco tiempo, podría eliminar dos o tres encuentros y pasar directamente al final. Sin embargo, me encariñé con uno de los encuentros que lleva más tiempo resolver y se nos echó el tiempo encima: muy mal. Por eso al final tuve que narrar y pasar a cámara rápida por la aventura hasta la escena final que, vaya por Dios, también quedó a medias. En fin... ahora ya lo sé para la próxima vez.
¿Qué hace este señor en medio de la selva? Y lo más chocante de todo: ¿cómo ha llegado hasta aquí con su caballo?
También cometí varios errores de reglas, claro, pero creo que no se notaron (!). Al menos ahora cuando vuelva a dirigir este escenario estaré mejor preparado y fluirá mucho mejor. Eso sí, recordaré a ese grupo de grandes jugadores que tuvieron paciencia conmigo y se dejaron llevar muy bien por la primera aventura que dirigí con Revolution D100. Eso es algo que mola mucho de este tipo de jornadas y que ya había detectado en las quedadas de Glorantha Hispana: los jugadores suelen entregarse mucho a la partida y eso facilita mucho el trabajo de dirigir.
Para terminar las jornadas El Día de las Runas, se celebró un minisorteo entre los participantes: un reglamento del juego de rol Pendragón que se llevó Alejandro. ¡Qué suerte, el tío! A ver si en las próximas jornadas se motiva y nos dirige una partida de caballeros artúricos...
Durante el camino de regreso, Master Gollum me estuvo comentando cómo le habían ido las partidas que había jugado o dirigido. Como no habíamos coincidido en ninguna, fue interesante enterarme de cómo habían ido las otras. La partida de vikingos en las costas britanas que dirigió Thorkrim el domingo, Sangre con Sangre, tenía buena pinta. La que había dirigido Master Gollum con las reglas de RuneQuest: Roleplaying in Glorantha había divertido bastante el sábado por la tarde. De hecho, desde mi mesa se oían los gritos y las carcajadas de los pigmeos pamaltelanos (!). Pude ver el mapa de la jungla y Master Gollum me contó algo de unas arañas y un laberinto de emociones que los protagonistas tuvieron que sortear. También me dijo que habían podido probar el sistema del historial al crear los personajes antes de empezar. Por último, la partida de Néstor de Los guardiantes del continuo me pareció muy original y con buenísimas ideas sacadas de la historia real. Algo muy parecido a la serie El Ministerio del Tiempo pero a lo internacional. Aluciné con la creatividad de los directores de juego que se juntaron en El Día de las Runas. Creo que cualquiera de estas aventuras merece ser publicada de forma oficial.
Conclusión
Me lo pasé muy bien, creo que eso ha quedado claro. De vez en cuando es genial salir de tu grupo de juego habitual y ver cómo dirigen y cómo juegan otros. Y todavía mejor si encima se trata de los juegos a los que sueles jugar más. Además, con la colaboración y la paciencia de todos se solventaron algunos pequeños problemas de organización y se pudieron jugar seis partidacas muy interesantes y divertidas. Al fin y al cabo, buenos directores de juego, buenos jugadores, buena comida y buen ambiente en general son una combinación ganadora. Por eso, cuando luego comentamos la jugada en el grupo de Google+ de El Día de las Runas, todos coincidimos en que había estado genial y nos entraron ganas de repetir.
Las próximas jornadas serán el fin de semana del 7-9 de junio de 2019 en una bonita casa rural cerca de Cuenca. Con más partidas de juegos de rol. Si quieres venir, confirma tu asistencia cuanto antes en la comunidad Rol+ de El Día de las Runas. o en este blog. Te esperamos. ;-D
El Día de las Runas: gente muy maja y, además, muy creativa.