lunes, 13 de septiembre de 2021

Las notas del máster: capítulos XV, XVI y XVII

13 comentarios
 

En esta entrada voy a comentar varias sesiones de la campaña de samuráis con Mythras desde el punto de vista del director de juego. Son las sesiones que generaron estos tres relatos: Secretos, versos y cerezos, Aguas calientes y sus encrucijadas e Intrigas y susurros. Como en anteriores «notas del máster», aquí podrás leer mis impresiones y todo lo que me pasaba por la cabeza mientras dirigía estas partidas, además de las reglas que usamos. También he añadido varias imágenes directamente tomadas del módulo.



La aventura empezó como explica el relato XV y se trata del segundo módulo de la campaña Shiki, para el juego de rol Sengoku. Tenía muchas ganas de dirigirlo porque era muy distinto a las aventuras que habíamos jugado hasta entonces. En las anteriores habían predominado las batallas, la lucha por la supervivencia y la venganza. Por el contrario, esta planteaba más poesía, intrigas y secretos. También hubo batallas al final, claro, pero en estas primeras sesiones las batallas no se libraron con sables ni lanzas. Y, como siempre, las decisiones de los jugadores me dieron gratas sorpresas y me obligaron a improvisar.


La bella dama Shinobu guarda un secreto...


En la primera sesión tenía ganas de ver cómo se tomaban los jugadores el hecho de participar en una competición de poesía. Al final, como era de esperar, algunos se lo tomaron mejor que otros, pero me encantó ver cómo cada uno creaba la suya y cómo se empezaba a generar tensión.


En la segunda sesión, los jugadores tuvieron una idea muy buena que me pilló por sorpresa. Cuando enviaron a varios de sus sirvientes un día antes por delante del grupo a vigilar el desvío del camino (ver aquí) me vi obligado a pensar rápido qué podía pasar. Al final, decidí que el grupo de samuráis de Onoue Harunobu los había detectado y, para evitar problemas, los había liquidado y escondido bien sus cuerpos. Luego cuando llegaron los PJs y no los encontraron, estuvo bien porque se generó el misterio de qué les habría pasado. El jugador que controla a Togama se le ocurrió entonces contactar con un kami del lugar para preguntarle si había visto algo (¡qué buena idea!) y le di algunas pistas pero sin ser concluyentes para preservar la incertidumbre.


Antes de llegar a la encrucijada, Kawazu había sido el único en superar una tirada opuesta de Percepción contra el Sigilo de un espía. Y entonces se había lanzado en una persecución de un sospechoso. Las persecuciones me encantan porque son escenas de acción sin ser combates. Para resolverla, volví a usar las reglas de conflictos sociales de Mythras como en la reconquista de Shizuoka y quedó muy bien. Hice que el jinete que huía empezara con un 25% ya conseguido debido a la distancia que los separaba al empezar. El jugador sacó varias malas tiradas de Montar y llevaba las de perder. Solo había alcanzado el 25% de éxito, mientras que el personaje que huía ya había llegado al 75%. Si el sospechoso volvía a tener éxito en la siguiente tirada, lograría escapar de Kawazu, así que Master Gollum decidió dispararle una flecha desde el caballo. Le puse un buen penalizador por disparar a través de los árboles contra un blanco que ya se había alejado mucho, pero entonces los dados decidieron regalarle un éxito crítico. ¡Master Gollum gritó de alegría al verlo! En la sesión anterior ya habíamos decidido que un disparo de flecha solo permitía escoger el efecto de combate «Derribar» con un éxito crítico (regla de la casa), por lo que sí podía escogerlo. Master Gollum eligió también «Elegir localización» para acertarle en la pierna y así asegurarse de no matarlo para poderlo interrogar. Sin embargo, el jinete confesó a Kawazu que seguía órdenes de alguien de la corte de Hosokawa para espiar a la dama Shinobu y le suplicó que no le obligara a revelarle quién. Entonces Master Gollum decidió que Kawazu se apiadaba de él y no lo presionó más. Eso me sorprendió, pero supuse que le bastaba con saber que no eran los samuráis de Ishizaki quienes habían enviado al espía.


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El punto álgido de esa sesión fue sin duda el momento de las aguas termales, cuando los personajes jugadores se vieron en la tesitura de decidir qué hacían sobre el supuesto romance de Shinobu y Harunobu. Se quedaron un buen rato debatiendo qué debían hacer y, desde mi punto de vista, fue genial. Creo que las historias de samuráis son perfectas para crear estos dilemas morales y me alegré de comprobar que el módulo conseguía el efecto esperado en los jugadores. Lo que yo no podía esperar es que la cosa acabara yendo mucho más allá. Pero mucho más allá, hasta desembocar en unas consecuencias que me pillaron a mí y al resto de jugadores totalmente por sorpresa.


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El motivo fue que Master Gollum, después de pensarlo muy bien, llegó a la conclusión de que su personaje estaba muy en desacuerdo con su señor y no estaba dispuesto a dejar pasar el asunto. Eso suele tener muy mal final en las historias de samuráis, y así fue en este caso. Lo trágico era que había llegado a una conclusión sin tener toda la información, pero su personaje no podía saberlo (ver comentarios de los jugadores al final de esta entrada). Total, que al inicio de la siguiente sesión, Kawazu fue sentenciado a quitarse la vida tras su enfrentamiento verbal con Hosokawa. Yo ya estaba al corriente de cómo iba a acabar eso porque entre sesiones Master Gollum me había comentado lo que iba a hacer su personaje. Y por eso, yo ya venía flipando de casa, pero el resto de jugadores se quedaron flipando. Fue brutal, porque quedó muy fiel al género de las historias de samuráis. Creo que Master Gollum fue muy valiente al tomar esa decisión y seguir con el concepto de personaje hasta las últimas consecuencias. Es algo que no suele verse a menudo. Por otro lado, también me alegro mucho de que el resto de personajes no tomaran la misma decisión. ¡Habría sido el «total party kill» más raro de la historia! 😅


Después, el jugador se hizo un personaje radicalmente distinto: un soldado de infantería bastante cobarde llamado Ake. Hace aparición en la historia hacia el final de este relato.


En la partida que generó ese tercer relato decidí aumentar el nivel de tensión y hacer reaparecer a Akira, el archienemigo de Okura. Este es uno de los personajes no jugadores que el jugador eligió crear al inicio de la campaña, así que no podía dejar pasar la oportunidad de ponérselo delante otra vez. Además, gracias a él pude revelar la sorpresa de su boda con la hermana de los protagonistas que ellos creían que había muerto en el asedio (!). Todo muy de culebrón, pero es lo que se me ocurrió para que todos lo odiaran aún más. Aun así, como en las sesiones antes del asedio no había aparecido el personaje de la hermana para interactuar con los personajes, no tuvo un impacto muy fuerte. Lo mejor de todo fue el breve pero intenso combate dialéctico que el Okura mantuvo con Akira al encontrarse las dos comitivas en el camino (muy bien relatado por el cronista, hay que añadir). Y ese no fue sino el preludio de otro mucho más intenso que mantendrían poco después (ver capítulo XVIII).


Luego se me ocurrió añadir al módulo una idea propia. Pensé que sería interesante ofrecer a los personajes la posibilidad de dar la vuelta a la tortilla y, en vez de ganar un aliado, traicionarlo y conquistar sus tierras. Por lo menos podría ser otra decisión que los jugadores podrían tomar. Sin embargo, al final los jugadores siguieron con la inercia que llevaba el módulo y decidieron no tirar de ese hilo. Claro que la decisión final estaba en manos de su señor, pero si les hubiera tentado la idea de ser los comandantes de un castillo propio, tal vez habrían insistido en ese curso de acción. Admito que fue una idea un poco loca y es comprensible que los jugadores no mordieran ese anzuelo, pero pensé «vamos a probar a ver qué pasa».


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En la trama de la fortaleza de los Onoue, el jugador que controla a Kyosuke se alegró mucho de superar con éxito la tirada de Sigilo. Yo también, porque así pudo atisbar la intriga que se tramaba entre Onoue Harunobu y la comitiva Ishizaki, y la tensión fue en aumento. Eso provocó que los personajes más tarde decidieran no separarse ni un segundo de la dama Shinobu, porque ya se esperaban lo peor. No lo había previsto, pero tenía toda la lógica del mundo. Por suerte, eso hizo que la siguiente sesión quedara aún más tensa y emocionante.


El relato que escriba el cronista de la siguiente sesión lo acompañaré en seguida de unas notas del máster, porque ahí sí pasó de todo. Curiosamente, en estas tres sesiones apenas hubo tiradas de dados, pero a partir de aquí los dados rodaron sin parar... ¡y no solo rodaron los dados! xD ¡No te pierdas el siguiente relato de Samuráis de Suruga!

13 comentarios:

  1. Aclarar solo que Kawazu no se lanzó al suicidio de cabeza, intentó por todos los medios evitarlo. Primero intentando convencer que Hosokawa cambiara de idea y luego que lo dispensaran de esa misión, pero el tozudo del daimio no quiso ni lo uno ni lo otro. A este punto ya había decidido que se iba a suicidar, pero el Máster se me adelantó dándole la orden explícita =D En cualquier caso fue una suerte inmensa que se dieran esas circunstancias. Fue un final un tanto prematuro e inesperado, pero completamente redondo. No daba crédito que pudiera morir tal como lo hizo Sen no Rikyu.

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    1. Me pasé el resto de la campaña deseando que Togama se encontrara el kami de Kawazu :D

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    2. Hehe Hubiera estado bien. Supongo que recolectó ya lo que quería y se quedó satisfecha :P

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    3. Me refería al kami del propio Kawazu una vez muerto, no a la dama a la que servía xD

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    4. Respondiendo a Master Gollum: A Hosokawa le fastidió mucho que Kawazu hubiera descubierto su plan secreto con Shinobu y que además se lo reprochara. Por eso no tuvo reparos en hacerlo desaparecer. 😏

      Respondiendo a Kenrae: ¡qué bruto! 😆 Lo que sí llegué a considerar es que, como no pudisteis ser testigos de la muerte de Kawazu, hacerlo reaparecer más tarde de forma sorpresiva «chan-cha-cha-chaaaán...!», pero habría echado por el suelo el impacto de su decisión.

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    5. Con esto queda demostrado que era un infame :P

      Hombre, se había Kawazu se había desventrado. La única forma de devolverlo a la vida y que no matara quien lo hubiera resucitado y luego quitara de nuevo la vida hubiera sido convertirlo en un muerto viviente sin voluntad propia o algo así.

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  2. Un total party kill de Seppukus sería digno de explicar, sin duda xD

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    1. 47 Ronin de Ako ^_^'' Aunque en realidad los motivos hubieran sido bastante diferentes hehe

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    2. Si todo el grupo os hubiérais enfrentado a Hosokawa, habría preferido manteneros con vida a mandaros hacer seppuku. Tal vez en ese caso habría cedido y cambiado su estrategia con Shinobu. Pero ya estuvo bien así.

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    3. ¿Estás sugiriendo que los Kuroki dejaron morir al pobre Kawazu? :P

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    4. Kawazu era un alma atormentada que acabó consiguiendo su propósito. ¿Qué clase de samurais no respetarían su decisión? En la capilla familiar de los Kuroki se le recuerda y cada vez que hay una muerte en la familia se le pide que ayude al muerto a encontrar la paz.
      Togama ha dicho :P.

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    5. clap, clap, clap

      En efecto, hubiera sido una putada para él intervenir hehe.

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    6. No sé si lo sabías pero Togama había visto el kami al que Kawazu servía. Un sacerdote respeta a los kami y sus sirvientes, aunque sean algo extraños, así que no dijo nada.

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