viernes, 17 de mayo de 2019

La vida secreta de los bots y otros relatos

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El 23 de abril de 2019 pude acercarme a Barcelona para disfrutar de la «diada de Sant Jordi» y rebuscar un poco por las paradas de libros. Además, hice una visita a la librería Gigamesh, una de las mecas de la fantasía y la ciencia ficción en la Ciudad Condal desde hace muchos años. El hecho es que compré un libro y salí de la tienda con dos, y es que con tu compra te regalaban un librito gratis de 172 páginas titulado: La vida secreta de los bots y otros relatos. Durante el Día del Libro otras librerías de España regalaron el mismo libro, como Generación X de Madrid, Milcomics de Zaragoza, o la librería virtual Cyberdark.


La editorial Gigamesh, dirigida por Alejo Cuervo, empezó en el 2003 la tradición de regalar un libro gratis durante el Día del libro. Al principio solo eran avances promocionales de la serie de novelas de Canción de Hielo y Fuego, serie que la propia editorial publicaba en español, pero más tarde regalaron relatos completos de autores consagrados y años después empezaron a regalar obras clásicas completas de ciencia ficción que estaban descatalogadas. Por ejemplo, recuerdo que un año me llevé gratis Bill, héroe galático, una novela de Harry Harrison. Más tarde, incluso regalaron traducciones de novelas inéditas, como Estamos todos de puta madre, una novela de literatura fantástica de Daryl Gregory, en 2018.

Pero en 2019, el señor Cuervo decidió volver a traducir relatos, en este caso de autores prometedores del género de la ciencia ficción. Así, La vida secreta de los bots y otros relatos incluye cuatro historias cortas escogidas de entre las 29 incluidas en la antología de relatos The Best Science Fiction & Fantasy of the Year: Volume 12, creada por Jonathan Strahan. Cada una de estas cuatro traducciones va precedida de una breve introducción sobre los autores. A continuación puedes leer mis impresiones sobre estos cuatro relatos: «Zen y el arte del mantenimiento de naves espaciales», de Tobias S. Buckell; «Veredas», de Maureen McHugh; «La vida secreta de los bots», de Suzanne Palmer; y «La luna no es un campo de batalla», de Indrapramit Das.



«Zen y el arte del mantenimiento de naves espaciales», de Tobias S. Buckell

En este relato, el protagonista es un robot, pero no un robot clásico. En la realidad transhumanista que presenta el autor, un «robot» se entiende como una persona que ha empeñado su vida al servicio de reparaciones de una nave de proporciones descomunales a cambio de ver galaxias lejanas y planetas durante siglos. Para resistir el paso del tiempo, su mente se ha cargado en un cuerpo robótico preparado para sus funciones. Tras una batalla con otra nave de grandes proporciones, se topa con el líder de la nave enemiga derrotada, oculto en un recoveco de la zona exterior del casco. El hombre le obliga a salvarlo, lo que pone al protagonista en un dilema: por un lado, sus órdenes le obligan a salvar toda vida humana, pero por otro, proteger y ocultar a un enemigo le pone en grave peligro. ¿Conseguirá salir de este embrollo?

Me gusta sobre todo la descripción del mundo por el que se mueve el protagonista, a grandes pinceladas que da por sentadas muchas cosas y a menudo te avasalla con jerga tecnológica que te transporta sin darte cuenta a otro universo, miles de años en el futuro. Por otro lado, aunque ninguno de los dos personajes principales son humanos más que en un 5%, más o menos, sus deseos y sus creencias siguen siendo humanos y, así, aunque el mundo en el que viven es de un exotismo deslumbrante, puedes identificarte con ellos igualmente.

«Veredas», de Maureen McHugh

El relato de esta autora no parece de ciencia ficción. La protagonista es Rosni, una doctora en logopedia hija de immigrantes indios, que vive en la California de la actualidad. Un día, recibe un caso excepcional: una mujer ha sido internada en un psiquiátrico porque no parece ser capaz de comunicarse con nadie o entender lo que dice. Al parecer, habla un idioma que nadie entiende. Rosni es experta en trastornos del habla y autismo, y cuando le pregunta a la extraña mujer mediante señas y mapas de dónde es, ella responde que «de aquí», de Los Ángeles. ¿Está realmente loca como creen todos? La protagonista lo duda mucho, así que pronto consigue que la saquen del psiquiátrico y el gobierno le asigne un domicilio compartido y un trabajo.

Más tarde, el marido de la protagonista se fija por casualidad que las palabras que la extraña mujer ha escrito se parecen al inglés antiguo de «Beowulf». Siguiendo esta pista, la protagonista llega a unas conclusiones que entran, por fin, de lleno en el terreno de la ciencia ficción. Y ese es el principal encanto de este relato, el hecho de que, a veces, los sucesos excepcionales pueden pasar delante de nuestros ojos sin que nadie se dé cuenta.

«La vida secreta de los bots», de Suzanne Palmer

Este relato da nombre a esta miniantología y fue galardonado con un premio Hugo en 2018 en la categoría de «Relato largo». Trata de una nave espacial desvencijada cuya tripulación tiene una misión desesperada para salvar la Tierra de un ataque alienígena. La vuelta de tuerca en este manido planteamiento es que el protagonista es uno de los robots de mantenimiento de la nave. Por eso, aunque en varios momentos puedes «escuchar» a la capitana de la nave dirigirse a su tripulación, la mayor parte del diálogo se produce entre el robot protagonista y el ordenador de la nave, así como con otros robots. Todos ellos parecen tener una inteligencia artificial muy desarrollada, incluso aunque su función sea reparar brechas en el casco u otras tareas de mantenimiento.

El protagonista es activado para cumplir con una misión crucial: eliminar una plaga biológica que anda suelta por las bodegas y que puede poner en grave peligro la misión de la nave si llega a cierta cámara. Sin embargo, y contra todo pronóstico, el metálico protagonista usará su inteligencia y su valentía artificiales para hacer mucho más que dar caza al bicho, e incluso aprenderá de él.

Al haber sido galardonado con un premio Hugo, pensaba que este relato me iba a impresionar más. Es ciertamente original, pero tal vez había puesto las expectativas demasiado altas.

«La luna no es un campo de batalla», de Indrapramit Das

Este relato cuenta las memorias de una soldado sobre sus años de servicio en las fuerzas de defensa de la base lunar de la India. Es original porque a medida que avanza el relato te das cuenta de que en realidad se trata de una conversación entre ella y un periodista que la conoció de joven y que vuelve a preocuparse por ella durante su vejez. Por otro lado, el hecho de que la protagonista sea india dota de cierto exotismo a la historia, ya que el patriotismo inculcado en la base lunar de su país se mezcla con tintes de la mitología hindú.

En el fondo, es una crítica a la forma despiadada en la que un gobierno, pese a sus enormes avances tecnológicos, puede aprovecharse de los miembros más cruelmente marginados de la sociedad. También resulta interesante el desarrollo histórico de los viajes interestelares que hace el autor, con una fase inicial de asentamientos militares en la luna de tres potencias: India, China y Rusia, donde la ausencia de los EE. UU. es significativa. Es muy probable que la llegada de una sonda india al satélite lunar en 2008 y la intención de este país de mandar astronautas en 2025 fuera la chispa que inspiró al autor a escribir este relato a base de extrapolar este hecho. Siguiendo con la extrapolación, valen mucho la pena las reflexiones que plantea sobre los viajes interestelares a través de la protagonista.


En definitiva

Cuatro historias cortas de ciencia ficción de temas variados y por un precio imbatible (gratis con tu compra). Me gusta sobre todo la primera y luego la tercera, porque son las que tienen más extensión y tienen verdadera tensión, pero aunque las otras dos son mucho más pausadas, las cuatro son originales.

[Pensando en usar estos relatos como inspiración para partidas de juegos de rol, el primero podría estar bien como introducción para jugadores de Eclipse Phase. El segundo podría dar ideas para una buena partida de La llamada de Cthulhu, en principio sin relación con los mitos. El tercero sería genial como una partida de Paranoia en la que todos los personajes jugadores sean robots. Y el cuarto podría usarse como base para jugar una aventura de M-Space donde los personajes jugadores son los primeros astronautas (ya sean chinos, rusos o indios) en realizar un viaje interestelar.]

Desde luego, hay que aplaudir la iniciativa de la editorial Gigamesh por difundir estos cuatro bocados de ciencia ficción y mostrar al público español algunos autores de los que más adelante puede que leamos alguna novela. El año que viene parece que repetirán el mismo formato de libro gratuito, y ya tengo ganas de ver qué relatos incluye. Eso me servirá de incentivo añadido para ponerme con las lecturas que tengo pendientes, porque no me gusta acumular libros sin leer en las estanterías, ¡así que hasta que no me acabe los que tengo no voy a comprarme más!

2 comentarios:

  1. Muy interesante, gracias. Lástima que no se encuentre facilmente.

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    Respuestas
    1. Bueno, por lo menos que sirva para saberlo para el Día del Libro del año que viene. 😉
      Y quién sabe, puede que la editorial Gigamesh se anime y traduzca todos los relatos de la antología como un libro corriente de su catálogo.

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