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sábado, 5 de septiembre de 2020

Contra el racismo: el cine y la serie Watchmen

14 comentarios:
 
El cine y las series son un medio de ocio, pero como cualquier narración, tienen una función que va más allá: tienen mensaje. Expresan determinadas ideas que el público puede asimilar fácilmente y de forma más accesible que un libro o un periódico, por lo que tiene influencia en nuestras opiniones y puntos de vista, aunque sea de forma muy sutil y apenas perceptible. Por eso, lo que vemos de forma repetida en la televisión y el cine contribuye en gran medida formar una «normalidad». Los contenidos y los temas de las películas que vemos normalizan de forma sutil pero eficaz ciertos aspectos de la vida en sociedad. Esto a veces se ha usado de forma negativa y otras de forma positiva. Eso significa que estos medios tienen una cierta responsabilidad que concierne a todos los cineastas, así como a los gobiernos e instituciones que los financian. Por poner un ejemplo, veo que las series de televisión y las películas de los últimos tiempos han ejercido una función positiva para la normalización de la homosexualidad. Cuantas más series y películas muestren personajes o relaciones homosexuales como algo normal, más común será que se perciban de forma normal por el público en general. Pero aquí quiero hablar de otra normalización.


Actualmente, y viendo lo que está pasando desde hace tiempo en los Estados Unidos, y en particular desde el asesinato del afroamericano George Floyd a manos del policía blanco que lo había detenido, la lacra del racismo es otro de los temas que aún más películas y series deberían retratar. Por desgracia, parece que la convivencia entre seres humanos de todos los colores es algo que los seres humanos aún debemos normalizar. Y no solo en los Estados Unidos, también en nuestro país y en muchas otras partes.

Estos últimos años he visto varias películas buenas que tratan de educarnos en la idea de normalizar la convivencia entre seres humanos y desterrar el racismo. Por ejemplo, la francesa Intocables, Figuras ocultas (Hidden Figures), Green Book e Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman). Me gustaron cuando las vi y las recomiendo. También hay series que hablan del problema del racismo, como por ejemplo Territorio Lovecraft. Otra serie que me sorprendió muy positivamente en este sentido es Watchmen.

Watchmen es una serie de la plataforma HBO de nueve episodios de duración. Es la continuación de la película del mismo nombre o, mejor dicho, del cómic estadounidense de los años 80, creado por Alan Moore (la serie es más fiel al cómic que la película). Como el cómic y la película, la serie mezcla el género de superhéroes con la investigación policial, la ciencia ficción y la crítica social.

Contrariamente a lo que ocurre en las películas o cómics clásicos de superhéroes, en este caso el enemigo a vencer en un primer momento es la violencia contra los afroamericanos. Por eso no es ninguna sorpresa que los dos protagonistas principales sean afroamericanos fuertes que luchan por la justicia. Además, estos héroes no son los típicos: uno de ellos es una agente de policía casada y con tres hijos. Ninguno de los dos tiene poderes sobrehumanos, aparte de un sentido de la justicia más intenso de lo habitual.

La historia que cuenta la serie se sitúa en una realidad alternativa ligeramente distinta a la nuestra. Por ejemplo, aquí los Estados Unidos ganaron la guerra de Vietnam y el presidente del país es Robert Redford, un guiño al gobierno diametralmente opuesto de Reagan de nuestra realidad. Sin embargo, el origen de la historia es un hecho histórico tristemente real: la masacre racial que ocurrió en 1921 en Tulsa, Oklahoma. Después de ver el primer capítulo busqué en internet este acontecimiento repugnante, porque es que no me lo podía creer, y descubrí que ocurrió de verdad. Y lo peor de todo es que los supervivientes de aquella masacre contra la comunidad negra de Tulsa tuvieron que esperar hasta el año 2001 para que una comisión de investigación reconociera finalmente los hechos (!). 80 años después de la masacre aún no se ha compensado a los supervivientes y sus descendientes

Watchmen es una serie muy bien hecha, repleta de giros sorprendentes. No en balde ha sido la más nominada en los premios Emmy de 2020. Pero al destacar la masacre racial de Tulsa en el primer capítulo y poner a un superviviente como personaje, expresa entre otros un mensaje de denuncia por todos los maltratos y asesinatos sufridos por los afroamericanos a manos del hombre blanco. No solo eso, sino que la protagonista principal es una afroamericana.

En duro contraste con este mensaje reivindicativo de justicia, la realidad nos da bofetones con la mano abierta. Después del asesinato de George Floyd en mayo, nos topamos con la noticia de los siete tiros por la espalda que le pegó un policía de Kenosha a Jacob Blake el 23 de agosto. Y así, de nuevo queda claro que todavía queda mucho para que la igualdad racial sea lo normal, y las películas y las series aún tienen que seguir lanzando muchos más mensajes como el de Watchmen.

Pero la realidad no da tregua, y dos días después ocurre que en la manifestación en Kenosha por la justicia racial, un chaval de 17 años, el supremacista blanco Kyle Rittenhouse, mata a dos de los manifestantes con un rifle. Y entonces me pregunto: ¿sirven de algo todos esos mensajes? ¿Acaso no seremos solo los que ya tenemos esto de la igualdad racial interiorizado los únicos que vemos estas películas y series y, por tanto, el mensaje no sirve de nada?

Para entender un poco la brutalidad policial, recomiendo leer este escrito que Mike Pondsmith, autor del juego de rol Cyberpunk, escribió después del asesinato de George Floyd en junio, además del otro artículo al que enlaza: "Confessions of a Former Bastard Cop" (Confesiones de un expolicía hijo de puta). Como recuerda Alan Moore en Watchmen:


14 comentarios:

  1. No me esperaba leer este artículo aquí pero es muy bueno, felicidades.

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  2. Ostras, me parece increíble que ese acontecimiento haya ocurrido en pleno siglo XX.

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    1. Pues no me sorprende en exceso ese acontecimiento en ese momento y lugar. El caldo de cultivo que había ahí era idóneo para una tragedia de esas características.

      La Segunda Guerra Mundial ocurrió en pleno siglo XX. En África las matanzas étnicas son el pan de cada día. En la Amazonia ha habido y probablemente siga habiendo un verdadero genocidio. Tienes los rohinyás en Myanmar, tienes toda la situación de Darfur, Siria, etc. Vamos, que vivimos en un mundo miserable y todos nosotros somos los primeros racistas que miramos para otro lado. Es también racismo el no querer ver. Nos compramos ropa hecha en Bangladesh, los libros de rol están imprimidos en China, los móviles usan baterías de coltán recogido en minas con niños esclavos. Vivimos en una sociedad hipócrita en la que nos interesa únicamente en coste económico de las cosas y no el humano.

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    2. Gracias por los comentarios. A mí también me sorprendió mucho descubrir lo de la masacre de Tulsa de 1921 y ha sido uno de los motivos que me ha impulsado a escribir esta entrada. Pero como bien dice Master Gollum, el siglo XX estuvo lleno de genocidios de mucha mayor escala y continúan produciéndose en la actualidad.

      Si nos centramos solo en el racismo, el Apartheid estuvo en vigor en Sudáfrica y Namibia hasta 1992. Y si nos centramos solo en los Estados Unidos, gracias a la película Green Book y a la serie Territorio Lovecraft he descubierto otras sorpresas repugnantes, como las sundown towns, pueblos donde se impedía residir a los negros o, directamente, a todo el que no fuera blanco. Si te pillaban en uno de ellos tras la puesta del sol, podían pasarte cosas muy desagradables. En principio, no dejaron de existir hasta 1970... pero se rumorea que aún quedan algunos.

      Es cierto que vivimos en una sociedad hipócrita, y que simplemente saber estas cosas no te hace mejor persona. Las series y las películas nos ponen esto de relieve, el actuar ya es cosa de cada uno.

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    3. No hay que olvidar tampoco que hasta 1967 había leyes que impedían el matrimonio interracial en algunos estados de los Estados Unidos.

      Respecto a los sundown towns recuerdo que durante BUP vino una chica de Pensilvania a estudiar ese año y recuerdo algo que dijo que jamás se me va a olvidar: "nosotros no somos racistas, pero en mi pueblo no entran los negros". Supongo que se refería a eso.

      Respecto a si todavía existen o no, mira la demografía por ejemplo de Lemmon, South Dakota: Lemmon, Dakota del Sur: "The racial makeup of the city was 96.3% White, 0.1% African American, 1.9% Native American, 0.2% Asian, 0.1% from other races, and 1.5% from two or more races." (Son datos del 2010)

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    4. Qué fuerte lo de la chica de Pensilvania... 😨 Aunque creo que todos habremos escuchado a alguien decir alguna vez «Yo no soy racista, pero...» y lo que viene luego nunca es bonito...

      Buenos datos has sacado ahí, también. Por lo que he leído por ahí, parecer ser que en la gran mayoría de barrios de las afueras de las ciudades, de esos de casas unifamiliares que se ven en las películas, la mayoría son blancos porque también se hizo presión de muy distintas maneras para que no entraran negros. 😤

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    5. Es que si entraban los negros bajaba el precio de la propiedad.
      La primera presión en ese caso es económica: son casas mucho más caras. Los negros en USA son descendientes de esclavos y la riqueza es hereditaria, lo más importante es la propiedad heredada, especialmente immuebles.

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    6. Claro. Y luego vienen otros muchos, como por ejemplo que el gobierno federal no daba préstamos a las familias negras para poderse comprar una casa en esos barrios para que siguieran segregados. Es flipante leer los comentarios de este libro.

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  3. Muy bien expuesto todo el asunto. :)
    Está bien hablar de esta dura realidad de nuestras vidas.
    En cuanto a las preguntas del penúltimo párrafo, por desgracia, mi punto de vista va a parecer un poco pesimista a los que vivimos esta época.

    Lo intrincado de la situación no tiene solución sencilla o rápida.
    Más que cambiar las ideas de los que “se creen con derecho a cometer estos crímenes”, las medidas como los mensajes en cine, TV y otros medios sirven para ir educando a las nuevas generaciones.
    Si tenemos suerte (la especie humana, no nosotros individualmente), cada generación agrupará un menor porcentaje de intolerantes en este sentido.
    Esto es, nosotros como individuos difícilmente vamos a notar los resultados, a no ser que nos mudemos de barrio, ciudad o país. Pero con los mensajes hay que empezar ya, claro. Es un deber como ser humano para con la sociedad del mañana.
    Y mientras llegan esos días del “futuro dorado de la humanidad”, solo los gobiernos, metiendo miedo con las penas contra estos criminales u otras medidas, podrían mantener a raya a los que no van a abandonar su odio mientras vivan.

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    1. Gracias por tu respuesta, Thorkrim. Esconde mucho más optimismo del que me quedaba a mí al plantear esas preguntas. Creo que tienes razón.

      En cuanto a los gobiernos... sí, pero también entra ahí que la gente no vote a gobernantes que hagan lo contrario de lo que dices al alentar activamente esos crímenes. 😣

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  4. Me extrañó el acontecimiento en sí, como se produjo si demás. Pero si, totalmente en siglo XX está repleto de acondicionamientos iguales o peores.

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    1. Ya te entiendo ya, si a mí también me sorpendió. Al parecer el guionista de Watchmen lo incluyó porque a él también le sorprendió mucho descubrirlo y aún es un acontecimiento muy poco conocido incluso en los EE.UU. Según la Wikipedia, hasta hace pocos años no se hablaba de ello en las escuelas de Tulsa. Flipa.

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    2. Ya me imaginé que ibas por ahí, pero es que el Siglo XX es atroz.

      Homo homini lupus.

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